Caravana viaja de Centroamérica a la ONU para denunciar la fallida guerra contra las drogas
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LOS ÁNGELES — La delegación integrada por alrededor de 30 personas salió de Tegucigalpa, Honduras teniendo como destino final la ciudad de Nueva York, con el objetivo de influir en la sesión especial que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desarrollará sobre el problema mundial de las drogas.
La comitiva está integrada por activistas de Colombia, Uruguay, Honduras, Guatemala, El Salvador, México y Estados Unidos. Este grupo partió el 28 de marzo y en este momento se encuentra en territorio salvadoreño, en donde se han sumado diferentes organizaciones.
La caravana, explican defensores de derechos humanos, sirve para denunciar la fallida guerra contra las drogas y para sacar a la luz la criminalización que afecta a la región norte de Centro América y México, compartiendo los testimonios de las víctimas que no han sido ignoradas.
“La mal llamada guerra contra las drogas ha generado más problemas que soluciones”, dijo a HOY Carlos Sierra, coordinador del área de seguridad ciudadana del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (CIPRODEH), en entrevista telefónica.
El activista hondureño señaló que “lo que se busca es visibilizar las voces que no están siendo escuchadas, porque las acciones de esta guerra están despojando a los pueblos indígenas de sus tierras y se está criminalizando a la juventud y a los defensores de los derechos humanos”.
Entre el 4 y 15 de abril este contingente se desplazará por territorio guatemalteco y mexicano, hasta llegar a Houston, Texas. Aquí se trasladarán por vía aérea hacia la Gran Manzana, para llegar un día antes de la sesión especial de la Asamblea General de la ONU, programada para el 18 de este mes.
A juicio de Leoncio Velásquez, presidente de Hondureños Unidos de Los Ángeles (Hula), la guerra contra las drogas no es únicamente el problema de la violencia, sino la corrupción de los gobernantes y el peligro que corren los sectores más pobres al encontrarse en fuego cruzado.
“La gente más pobre paga las consecuencias, muchos son amenazados para que vendan drogas, la gente que se ha negado ha sido asesinada y ante estas condiciones los que sobreviven se ven obligados a emigrar hacia Estados Unidos”, valoró el activista angelino.
Juan Rodríguez, coordinador del Frente Resistencia por México en L.A., plantea que el Plan Mérida y la Alianza por la Prosperidad del Triángulo Norte son estrategias que no han dado los resultados por los que se crearon; al contrario, sostiene que los carteles del narcotráfico siguen igual.
En ese sentido, considera que el gobierno estadounidense debería explicar cómo es que ingresa la droga a este país cuando se tienen controles rigurosos en las fronteras. “Esta es una guerra falsa, no se observa nada que digas se está acabando la siembra de amapola; los carteles están intactos”.
Mientras el ‘Tío Sam’ presiona con sus políticas en los países vecinos del sur, el consumo de drogas se expande dentro de su territorio y en el mundo entero.
De acuerdo la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), a escala mundial hay entre 167 y 315 millones de personas entre 15 y 64 años que consumen drogas de manera ilegal, pero muy pocos tienen acceso a tratamientos para enfrentar la adicción.
El analista político Miguel Medina, por su parte, considera que este problema se complicará todavía más en la Unión Americana con el avance de la regulación de la marihuana. “Si las drogas existen en el mercado negro y el consumo no se detiene, ¿cómo puedes presionar a los países latinoamericanos?”, cuestionó.
La denominada guerra contra las drogas fue una idea del presidente Richard Nixon, que se comenzó a implementar en 1968. Sin embargo, John Ehrlichman, exasesor del mandatario, admitió que este plan sirvió para controlar a comunidades afroamericanas y a grupos que se oponían a la guerra de Vietnam.
“¿Sabíamos que estábamos mintiendo sobre las drogas? Claro que sí”, confesó Ehrlichman a Dan Baum, periodista de la revista Harper. En esa época, descrita por el exasesor se comenzó a hacer ilegal la posesión de la droga LSD y se persiguió el uso de otras sustancias.
Miguel Tinker Salas, profesor de Estudios Latinoamericanos del Colegio de Pomona, asegura que después de que la ONU reconociera que esta guerra es un fracaso, solo queda que el gobierno estadounidense replantee su política.
En ese sentido, el académico sostiene que la caravana, que recorrerá 3,106 millas desde Honduras hasta Nueva York, puede incidir para que el debate en el seno de las Naciones Unidas se incline para presionar a la administración del presidente Barack Obama.
“Desde el comienzo hubo un mal inicio, al utilizar esta guerra para controlar las protestas de izquierda”, advirtió Tinker Salas. “El cambio tiene que ocurrir ahora en Estados Unidos, esto se tiene que ver como un asunto de salud pública, no como un algo criminal”.
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