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El director colombiano Rodrigo García se aleja de lo habitual para retratar a Cristo

Hasta ahora, Rodrigo García ha desarrollado casi toda su carrera en Hollywood; y aunque por algún extraño motivo su nombre es mucho menos conocido que los de sus colegas mexicanos Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón, este director colombiano ha dirigido hasta ocho películas de cine de perfil alto en las que tenido a su cargo a estrellas de la talla de Glenn Close, Cameron Diaz, Amanda Seyfried y Anna Hathaway, además de haberse encargado de episodios de series televisivas tan exitosas como “The Sopranos”, “In Treatment” y “Six Feet Under”.

Este viernes llega a las salas su más reciente trabajo para la pantalla grande, “Last Days in the Desert”, que se sale de su estilo habitual de relatos enfocados en mujeres anglosajonas de las grandes urbes para recrear a su modo los días que pasó supuestamente Jesús en el desierto mientras ayunaba, con la invaluable ayuda de la fotografía del mexicano Emmanuel Lubezki, ganador de tres Oscar.

“Estaba un poco cansado de hacer películas con tanto diálogo, tan psicológicas, y eso me llevó a revivir un guión que había dejado de lado y que iba por un camino distinto”, le dijo a HOY el cineasta durante un reciente encuentro de prensa en Los Ángeles, ciudad en la que vive desde hace un cuarto de siglo.

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“Lo más aventurado para mí fue trasladarme a espacios físicos en los que no había estado antes, algo que me gustaría seguir haciendo”, agregó el realizador, quien revisó los Evangelios y vio películas de temática biblíca para hacer esto, pero que en realidad se valió esencialmente de su imaginación para plasmar lo que terminan siendo “tres días inventados por mí”.

“Last Days” es también la primera película de época de García, pero recurre a una propuesta minimalista que la aleja completamente de lo ostentoso. “Sí, pero no la hice así para ahorrarme dinero, sino porque me interesaba centrarme en los conflictos sencillos que presentaba”, retomó el aludido. “Y son unos conflictos que podrían pasarle a cualquiera, porque el tema central por aquí es la distancia entre los hijos y los padres”.

Curiosamente, al instalarse en medio de un universo en el que no todos creen, esta es la cinta de nuestro entrevistado que más se acerca a la sensibilidad de su célebre padre, el desaparecido escritor Gabriel García Márquez, cuya sensibilidad no se notaba realmente en los filmes anteriores del mismo sujeto. “El hecho de que haya empleado aquí elementos sobrenaturales o metafísicos no quiere decir que estos tengan que ver con el realismo mágico; se trata de un proceso personal que me está llevando a probar géneros distintos”, descartó.

“Claro que estoy enfluenciado por haber crecido en un hogar en el que contar historias era primordial; pero eso ha quedado marcado en lo que respecta a ser un narrador, no en los relatos que cuento”, precisó el director, que nunca se ha sentido demasiado cómodo con esta clase de comparaciones, sobre todo porque no quiere aprovechar de modo alguno el prestigio de su ilustrísimo antecesor.

Aunque nació en Bogotá, García se crió en Ciudad de México; pero asegura que nunca sintió algún tipo de conflicto por encontrarse entre los dos países, ya que se desarrolló en un ambiente de izquierda donde existía simplemente una vocación latinoamericanista. “Eso sí, me gustaría hacer una película en México; de hecho, hace algunos años tratamos justamente de hacer una serie por allí con Alejandro [González Iñárritu] y Alfonso [Cuarón], pero no conseguimos el financiamiento”, precisó.

Como es de dominio público, García Márquez era ateo, por lo que no deja de llamar la atención que un hijo suyo haya hecho una cinta sobre un tema tan relacionado a la religión. “No soy una persona muy creyente, pero crecí entre países muy católicos y mis padres eran unos grandes conocedores de la historia santa”, retomó el cineasta. “Esta película es sobre todo una parábola sobre lazos familiares, pero ha sido muy bien recibida por un público cristiano que ha agradecido la presentación de un Jesús que parece finalmente de carne y hueso”.

Finalmente, no es un detalle menor que el Jesús de “Last Days” sea interpretado por Ewan McGregor, un ídolo del cine que se encarga también aquí del rol del Diablo, sosteniendo de ese modo una compleja interpretación doble que no ha sido ignorada por los críticos. “Pude haber elegido a un actor israelí o palestino, pero finalmente me incliné por el que mejor representaba esa bondad, esa comprensión y ese interés por los demás que resultaban esenciales para el personaje”, justificó García. “Y es que además de ser un excelente intérprete, Ewan es un gran humanista”.

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